Saudade

Me considero un tipo vital, enérgico, jovial… aunque en ocasiones tengo arrebatos de melancolía. No es que de repente caiga en barrena; la mejor metáfora que he encontrado es como si volando de repente los motores renquearan, se apagaran y tuviera que planear para, precisamente, no entrar en barrena, y mantenerme en el aire la mayor cantidad de tiempo posible, en silencio (“en silencio”), esperando a que los motores vuelvan a arrancar antes de que al ir perdiendo altura llegue a tocar suelo.

HAY un sentimiento que en portugués, en su literatura y a un lado del océano sus fados y al otro su bossa nova, se denomina “saudade”. Es un concepto realmente intraducible al castellano, aunque identificable en gallegos a uno y otro lado del mismo océano. Viene a ser algo así como “melancolía”, “tristeza”, “anhelo”, “nostalgia”, ¿“morriña”?, aunque también “deseo”. Digo “algo así” porque que entre los lusofalantes tampoco se ponen de acuerdo con la definición, aunque se aproximan a “algo así” como el recuerdo grato de alguien o algo distante en el tiempo pasado o en el espacio lejano, y el pesar o la pena causada por dicha privación. No es así casualidad que saudade haya sido siempre el nombre de determinado tipo de piezas que cantaban los marineros portugueses.

Padezco de saudade. En ocasiones tengo arrebatos de melancolía, de purita tristeza. Y siempre me invaden cuando, entre tanto trajín de la vida cotidiana, recibo un flash que me recuerda mi soledad …cuando estoy solo. Me entristezco a distancia.

CREEDME: en términos generales soy optimista. He aprendido a conformarme con poco, a ser austero, y aún así estoy colmado de personas, sentimientos y los necesarios bienes materiales tales que, quien me conoce, me sabe afortunado. Y me lo considero: tengo la custodia de un ángel, una familia que resiste a todas sus imperfecciones, grandes entregas de amor y amistad, trabajo en mi vocación, mi propia vivienda y en ella mis libros, mis discos, mis señas de identidad… Miro a mi alrededor y, de verdad, me resultaría inmoral quejarme.

Pero soy de ese tipo de gente tan pasional que lo quiere todo y lo quiere ahora (¿entendéis por qué soy Dom.?). Y no lo tengo. Tengo mis anhelos lejos, y cuando no en la distancia sí en el tiempo, en el pasado y en el futuro. ¿Veis? Confío en el futuro. Lo mío tiene arreglo.

Recuerdo el pasado y, junto a los muertos que a estas edades se acumulan -los jóvenes creéis en la inmortalidad, la vuestra y la de los vuestros, y sólo me entenderéis cuando dejéis de serlo-, encuentro muchísimo tiempo perdido. Los trece años de mis últimas relaciones*, podrían resumirse un un total de un año o poquísimo mas. Y perder el tiempo es, junto a molestar y hacer daño sin querer, lo que más detesto en mis relaciones afectivas. Doce años perdidos en mis 43 de edad. Más de la cuarta parte de mi vida. Y sabiendo que sé apurar la vida, me doy cuenta de cuánto habría sabido disfrutar no habiéndolo perdido. ¡Con lo que me gusta amar! Mi nostalgia es por lo que yo creía haber y, realmente, nunca hubo.

Anhelo las personas, reales como mi padre o idealizadas como lo fueron las mujeres a las que he amado,que ya sólo existen en mis deseos imposibles.

AUNQUE de chapa el avión esté bien -es fácil de reparar- los motores ya son viejos, pero siempre han vuelto a arrancar. Los conozco perfectamente. ¡Es mi avión! Lo único que hay que hacer cuando les da por apagarse es mantener la calma en el pasaje. Que no cunda el pánico. Lo mejor que puedes hacer es meterte conmigo en la cabina de tripulación para que no me entre el sueño mientras piloto en silencio para mantenerlo en el aire, planeando. Para avisarme si, en ese silencio, me da por quedarme dormido. Nada más. Por eso lo advierto, que el que avisa no es traidor, cuando comienzo una relación con alguien que pueda acabar sufriendo al verme sufrir: tengo bajones de melancolía, son cosas mías, y se pasan como han venido. Paciencia, por favor.

Que no cunda el pánico, digo. Sólo me pasa en la distancia. Y sólo cuando se juntan ambas, las del tiempo y la del espacio. Cuando amo cerca, cuando la del espacio está vencida, la saudade se rinde, me da por perdido.


* Este post se escribió originalmente el 29 de octubre de 2016